La esclerosis múltiple, es una enfermedad compartida, y como consecuencia de ello, tanto en el inicio como con el paso del tiempo, pueden surgir momentos en los que la familia ha de volver a estructurarse, adaptándose a la nueva situación o a prepararse para los posibles cambios. Es normal, que en estas situaciones nos sintamos perdidos, desorientados, con falta de información, o que nos veamos en situaciones en las que perdemos los papeles y no sepamos qué hacer. Algunas preocupaciones recogidas durante estos años de familiares han sido:
“Cómo puedo llevar esta situación si mi familiar con EM todavía no quiere contar a nuestras amistades su diagnóstico”.
“No encuentro tiempo para mí”.
“Cada vez siento más incomprensión y soledad”.
“No se cómo ayudarle, sin hacerle daño, sin ser sobreprotectora”.
“De momento todo está bien pero la situación puede que acabe superándome”.
“Ahora llevo más peso que antes”.
“Queremos tener un hijo pero no se si ahora es el mejor momento”.
También puede pasar, que se agraven o se hagan más visibles los problemas que la pareja, la familia llevaba arrastrando o no habían enfrentado.